solo pensar que existe me hace temblar,
sudar, arrodillarme y temer.
Pensamiento, ideal y conformismo, sin manera,
sin creer solo depender de un leve quicio,
de una mirada o una sonrisa.
Y así me siento correspondido, patético,
te dejo resbalarte en mis dedos,
tú eres parte de mí, un reflejo.
No sé cuanto sea capaz de esperar a la victoria,
si no me querrás me voy con los vencidos,
no vuelvo, y quédate esculpida.
Siempre hay alguien afuera de esta caja,
más que tesoros hay luz y esperanza,
solo no lo niegues y dejes pasar.
Estás allí ignorando lo que ocurre,
pretendiendo que nada pasa,
indiferente a la vida.
Si dejas entrar al vagabundo a casa,
haces algo extraordinario,
algo que te llena, por hacer lo contrario.
Dices que no tienes tiempo y que tu espacio,
está ocupado, sí digo, por mucha basura,
atesorada desde tu dolor pasado.
Me niegas, por ello no me decido a avanzar,
ya sé que no puedo compararme,
con lo que llena tu espacio y te ocupa.
No me veas como uno más igual a todos,
no quiero incomodar ni saquear,
el tiempo que te corresponde.
Tiempo, siempre tiempo, y sin fortuna,
lento pasa sin compartirlo,
cuentos que no quieren narrarse.
No tengo oro ni acciones para quedarme,
grabado en tu historia, pero sí palabras,
que espero me acerquen a ti.
Alguna vez habrá victoria que festejar,
cuando la culpa del oro y la basura,
te hagan caer de tu pedestal,
Y si tienes suerte musa, alguien sin nombre,
podrá detener tu caída; la realidad,
la súbita y bella extrañeza.
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