lunes, 14 de marzo de 2011

Taiheiyō he iku tegami. (5. Mazatlán)


5. Mazatlán.

¿Quieres que en ti penetre?, en mí has quedado,
solo como sombras inermes de un pasado,
taciturno, pueril, que permanece como recuerdo,
intransigente, el más triste otoño a tu costado.

Sentí el arrullo de tus arenas y el llamado del mar,
y no me diste una razón para esperar,
no me dejé caer jamás en tu embriaguez,
mas refugio encontré en la soledad de tus encantos.

Dime pues mar, ¿Quieres que en ti penetre?,
¿me quieres mecer en tus instintos?,
¿quieres protegerme de la frialdad de la atmósfera?,
¿o quizá alejarme de la insolencia humana?.

 ¡Oh mar, dame un incentivo!, 
tus aguas no me prometen lo que la tierra me da por seguro,
quizá en tu absoluto encuentre respuesta a mi absurdo,
pero tiemblo por el sotavento que me aleja de tu filo,
no merezco pues ingresar en tus penumbras.

 ¡Oh mar, dime luz de luna!,
que sean tus promesas recuperar mi voluntad si me la das,
quizá en un ligero roce de tus cuerdas, rescate mi alegría,
ahora la tierra me repudia, la ciudad a mi espalda rechina,
no soy un hijo de la urbania que te daña.

***

 Dime por qué lloras y lanzas deformes lágrimas a la arena,
mar tenebroso, ¿Qué ocultas en tus abismos?,
¿acaso es el dolor terrible que te causa tu pérfida hija humanidad?,
peor aún que el causado en el parto mítico de la civilización.

 Quisiera nadar en tus aguas pacífica oriental,
suave y eternamente enamorado, 
por el soplo de tu amante Ehecatl impulsado,
más que caminar en el extremo de la ciudad,
de aguantar mudo el ruido y violencia de la tierra.

Crepuscular caminaba por tu piel llamada playa, 
que me tocaba con sensualidad tentandome a ceder,
por tus cada vez más negras aguas, nocturnas, tibias,
que reflejan la melancolía de mi andar serpentenante,
indeciso; si tan solo tus aguas fueran esmeraldas.

En la embriaguez y la apatía veo devorarte el sol,
yo perjuro ser un marinero sin ser del mar,
intento entender la espera deseando puerto tocar,
lo que quiero es el calor humano, un poco de ardor.

Al final la inquietud me hizo perder Mazatlán,
no encontré pues desesperanzado busqué,
y el rugido de las olas más parecen burlas,
que me dicen "más sabe el mar por viejo que por grande".

***

Me voy de ti Mazatlán, un día regresaré, 
de ti me llevo de recuerdos una colección;

Una docena de amigos, frescos como tu noche,
una bolsa de lágrimas petrificadas del océano,
una caja de cristal, para guardar mis instintos,
un papel certificado bajo las leyes del hombre,
y una fiesta eterna de cinco días en tu seno. 

La melancolía del lunes por la noche,
la compañía soñadora del martes en la playa
la soledad eterna del miercoles en el claustro,
el enojo misántropo del jueves a mediodía, 
y la analogía de olas del viernes a medianoche. 

Un rompecabezas de risas etílicas,
una ruleta rusa de lamentos sóficos,
el impulso del viento contra marea,
el calor solar que se perdía en el otoño,
y las quejas maternales de una tierra celosa. 

 Un puñado de intrascendencias interesantes,
la lección a posteriori de ser como un marinero,
dos pies cansados de buscar respuesta en el camino,
un corazón lleno de experiencias valiosas,
y el vacío de sentir que algo hizo falta. 

Volveré mar, sé que aquí me esperarás, 
pues tu paciencia de nuevo me enseñarás,
y encontraré la pieza que falta en mi mural,
aquel en el que las sombras bailan como en carnaval.

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Taiheiyō he iku tegami (Postales al océano pacífico), dedicatorias:

(Dedicado al océano pacífico, al día mundial del oceano 8 de junio)
(Dedicado los hermanos japoneses en desgracia tras el terremoto y el tsunami del 11 y 12 de marzo del 2011) 
(Dedicado al día mundial del agua 22 de marzo) 
(Dedicado a la memoria colectiva de los alumnos de licenciatura en humanidades del CULagos de la Universidad de Guadalajara, en su estancia en la ciudad de Mazatlán, Sinaloa, durante el XVI Congreso Interamericano de Filosofía, entre el 28 de noviembre y el 5 de diciembre del 2010)

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