lunes, 14 de marzo de 2011

Taiheiyō he iku tegami. (4. Oceánica)



4. Oceanica.

He vuelto a tí amante, ahora poseeme,
siento renegar de tu osadía y de tu deseo permanente,
incansable e inmemorial,
siento haberme opuesto al instinto natural,
ahora poseeme, convierte en agua mi cuerpo,
conviente en viento mi sangre,
y en sal cristalina mi alma,
cuelgame como retrato en los muros de los abismos submarinos,
ahogame en tu aliento húmedo,
y penetra con tus finos dedos arenosos cada fibra de mi ser.

Mujer de cabellos ondeantes,
medusa por siempre, me petrificas a tu antojo,
con tu belleza trasparente, imperceptible,
oculta bajo capas de pétalos y algas,
de escamas de diamante que ciegan al navegante,
faro hechizado, de capitel en llamas, 
que todo lo ves, y que todo lo callas,
sumergeme, intersticio, en el misterio del extremo,
en el punto exacto entre la mar y la tierra,
en lo que separa la mano de la aleta,
del riesgo continuo de la evolucion.

Encierrame en tu claustro Cirse, 
no me dejes escapar de tu influjo, 
enseñame los secretos de la vida,
comparte tu visión de la realidad,
sedúceme de nuevo Calipso, 
ofréceme los placeres escondidos entre tus acuosas sábanas,
ocúltame como el sol se oculta en tu frialdad,
solo tú sabes como apagar el furor más concuspiciente,
como rellenar los recovecos jamás satisfechos por la madre Gaia,
y mantén encendido Peleé,
las brasas de la pasion en mi saber,
con tu fiero poder, ardiente y fugaz,
permanente y cíclico, mujer tenaz,
nunca permitas que tu magia muera.

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