He ahí la hojarasca esperando y,
bajo el dintel del infierno soles desangrando,
la ciencia adquiere tono de costumbre,
bajo la palanca y escurre la herrumbre.
Allá las estrellas mirando mudas,
mientras estáticas precenciamos
la continua yuxtaposición de las modas,
va y viene la luna sobre el sol
y su teatro ha sido constructo
de túneles sin escenario,
y butacas donde hubiese backstage.
Nada queda y no se olvida,
a veces dormito en jardines arcillosos,
donde las venas citadinas descargan
la grava y arena, contra el tiempo,
ya ha segundos restregada,
cuando las arterias ya no nutren
de vida los toneles familiares.
Encuentro una nave industrial,
a medio construir o abandonada,
de esa herida extraemos sal,
a cielo abierto y desgarrada.
Y a la casa de mi abuela se ha
mudado el vacío, y La Curva
se ha llenado de opulencia,
y el La Troje la maleza ha entronado.
El olvido corrió tras la polvareda,
vuelta tras vuelta y en ningún
hotel se queda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario