miércoles, 10 de julio de 2013

H24




Canta la cigarra desde el
calor de las sombras rotas,
bajo el cenit del reflejo
hecho carne reticulada.

Como un eco radiactivo,
o el humo sobre escombros,
o el baldío vuelto milpa
por alguna mano penitente.

Como el aire que sofoca el pinacate, 
primavera longeva, raíz de cielo,
cúmulo adormilado y calmo horizonte,
el ejército zumba tras un delgado velo.

Y luego de mil horas sucede la lluvia,
que suspende la sangre y su flujo,
mientras dura la batalla libro del sueño,
siendo tan pequeño dormir vuelve un lujo.

El tránsito nocturno perece
sin notar la tela arrinconada,
 tras mi ventana luego amanece
 dejo amarillo de boca salada.

Bellas esmeraldas contonean
bajo el trópico de cáncer,
lento respira el pirúl cuando
tarda el cielo ennegrecer.




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