jueves, 14 de febrero de 2013

Tlahuakapatlan (Temporada de sequía)






El sol deja caer sus lágrimas doradas,
y todo lo que deja es ocre, amarillo
hasta donde alcanza a ver el indio.
Y cuando el aire no calma la sed,
solo delirios surgen de las cañas frustradas.

Y no, la sangre aquella de sus ojos
no hará crecer nada en nuestras tumbas,
solo la amargura cual sabor del polvo,
puede ser semilla del nuevo inicio,
del eterno retorno que tarda en llegar.

Todo hasta donde veo es hermoso,
el cielo azul, tanto que triste es,
y la tierra dorada como galleta se
desmorona antes que llegue a nuestra boca.
¿Serás paisaje, horno de mi cuerpo seco?



Ángel E. Mora Ruiz. 29/10/2012


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